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Mi Galería de Fotos
Perú (07
de julio de 2002)
Esta vez
volé a Perú, “La tierra del Inca”. Perú es una nación de
extraordinaria belleza y muchas atracciones, tanto geográficas como
arqueológicas. Aunque la majestuosa cadena de montañas de los
Andes es quizás la más conocida de esas, Perú tiene otros atractivos y
diferencias marcadas entre sus regiones, cada una con su propia
identidad.
Perú ha sido un país que siempre me interesó, a Gabriel, que me acompañó
en el viaje, fue muy fácil convencerlo, ya que todo lo que tenga que ver
con el mundo indígena le encanta, pienso que debe haber sido indio en un
pasado. Tuvimos la oportunidad de viajar por todo ese territorio y
la realidad superó a las expectativas. Nos integramos en un grupo
organizado por la Agencia Mena Tours.
La cultura Española se mantiene en ciudades coloniales como Arequipa,
mientras en las cercanías, El Cañón del Colca, uno de los más profundos
de la tierra, es matizado con agricultura Inca y Pre-Inca en sus
fabulosas terrazas.
De mi visita a Machu Pichu, es imposible describir la impresión que
sentí cuando tenia delante lo que que desde niño uno había oído
hablar, visto fotos y de repente tenerlo frente a ti.
Como una nación y una persona, Perú tiene un carácter fuerte, como su
bebida nacional, pisco, un casi “brandy” derivado de uvas blancas y
destilado en los valles de la costa sur de Lima. La personalidad
del Peruano es heterogénea, quizás el producto de su marcada diferencia
de tierras y climas. La gente de los Andes, llamadas también
serranos, tienden a ser introvertidos, especialmente con el extranjero,
su identidad melancólica es expresada muy bien a través de su música.
Esto contrasta con el costeño y el de la selva, muy amistoso y atento.
Todo resultó muy bien, gracias a la buena organización efectuada y a los
compañeros de viaje, a los cuales les dedico este pequeño relato, en
donde quiera que se encuentren ahora. El último día cenamos todos
juntos como despedida del viaje.
Lima
Temprano en la mañana, subimos al autobús, todavía soñolientos, dispuestos a
comenzar nuestra aventura limeña. Paramos un momento en el llamado Parque
del Amor que se encontraba cerca del hotel. Sus mosaicos nos recordaban al
Parque Güell de Gaudí en Barcelona, sin embargo al tratar de hacer el
comentario, una turista española por poco y muere del infarto, "jamás", dijo,
Gaudi es Gaudi. Era tradicional que las parejas al casarse, posaran ante
la escultura de este parque, depositando su ramo de flores en la fuente.
Estaban escritas frases románticas de poetas peruanos. La monumental
escultura representaba "El Beso", obra del escultor Víctor Delfín. Desde
el anfiteatro del parque pudimos contemplar una bella vista del Océano Pacífico.
Subimos a autobús, y nos dirigimos hacia unas ruinas denominadas Templo de
Pachacamac, en Lima. Queda a 18 millas al sur de Lima. La zona
arqueológica es muy extensa y ya esta protegida por el gobierno peruano.
Las áreas que no fueron protegidas son usadas para el cultivo de los habitantes
de la zona.
Nos dirigimos a continuación al distrito de San Isidro. Es el distrito
jardín de Lima. Extensas áreas verdes y exclusivos barrios residenciales.
Desde el autobús pudimos ver el llamado Parque del Olivar. Fue fundado por
el Conde de San Isidro. En 1560 don Antonio de Rivera, alcalde, trajo al
Perú numerosos olivos, pero sólo llegaron vivos tres.
Un grupo de los compañeros, nos acercamos a la Catedral y otros se quedaron en
un parque cercano. El templo original de la Catedral data de 1555.
Fue reconstruida después del terremoto de 1746 bajo la dirección del jesuita
Juan Rehr. La barroca fachada, con su tonalidad amarilla parecía aportar
luz a la plaza. El interior era más austero que el exterior, conteniendo
algunos retablos de estilo churrigueresco, una bonita sillería de madera bien
tallada y un púlpito y unas esculturas de indudable interés. Nos acercamos
a la tumba de Francisco Pizarro. Sus restos mortales fueron descubiertos
en 1977.
También visitamos el El centro arqueológico de Pachacámac
se ubica al sur de Lima. Fue un lugar muy sagrado para las culturas Lima, Huari,
Ichma y Tahuantinsuyo. Originalmente fue dedicado al dios Pachacámac, el señor
de los temblores, pero cuando llegaron los incas se construyó en la zona el
inmenso Templo del Sol que pudimos observar y disfrutamos mucho de sus vistas.
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Tour -
si presionas un
"click" en este enlace, verás el álbum de la ciudad de Lima
Arequipa
Una ciudad que se acurrucaba en un fértil valle al pie del Misti, volcán de
perfecta forma cónica. Arequipa, se encuentra bien alta, pero poco a poco
comenzamos a acostumbrarnos. Sería la altura más baja que tendríamos
durante los siguientes doce días. La ciudad blanca, llamada así por el
empleo del sillar blanco en sus edificaciones, es la segunda urbe más poblada
del Perú y una de las más elegante, soleada, cuidada próspera y vistosa de todo
Perú. Hacía un tiempo estupendo, fuimos en el mejor momento, ya que aunque
se supone que era verano, hacía un poco de frío.
Montamos en el autobús que nos estaba esperando y con nuestra guía nos dirigimos
directamente a un mirador que se encontraba a unos 8 Km. de la ciudad donde
pudimos admirar la fértil campiña dominada por la impetuosa imagen de los
volcanes Misti y Chachani. Al lado del mirador había una tienda donde se
podía comprar la hoja de coca, así como caramelos de coca y otra serie de
curiosas plantas todas ellas con efectos milagrosos. Casi todos caímos en
la tentación de comprar una bolsita de hojas de coca, que según nos indicaron
era aconsejable tomar para combatir los posibles efectos del mal de altura o
soroche. También nos proveímos de los caramelos de coca y de alguna otras
hierbas que luego tomaríamos.
Ocupando todo el frente norte de la plaza nos encontramos con la catedral.
El actual edificio exhibía un estilo neorrenacentista, de cierta influencia
francesa, construido enteramente en piedra de sillar, en el siglo XIX.
Pasamos a su interior, observando su sobriedad, destacando el monumental órgano
de fabricación belga y el púlpito tallado en madera. A un costado de la
plaza, pudimos admirar la preciosa fachada principal de la iglesia de la
Compañía, con sus admirables labrados escultóricos de motivos vegetales. A
esta mezcla entre lo local y lo europeo, es lo que se ha dado a llamar el
barroco mestizo del siglo XVII. Pasamos al interior de la iglesia donde se
exhibía un importante altar barroco bañado en oro. Visitamos la sacristía en la
que destacaba una bóveda pintada al fresco con motivos indigenistas.

Al terminar la visita de la iglesia de la Compañía dimos una vuelta por los
claustros de la Compañía, que eran abiertos y alojaban un centro comercial con
tiendas de artesanía. En el centro del bello Claustro Mayor, se alzaba una
artística fuente, que fue objeto de nuestras cámaras fotográficas. Tomamos
un café en la terraza de la primera planta de un bar, y encaminamos nuestros
pasos hacia el Convento de Santa Catalina. En esta calle se encontraba el
Convento de Santa Catalina, que era el monumento más importante de toda la
ciudad, y el único convento del mundo que contaba con una ciudadela propia.
Su visita que estuvo cargada de misterio e interés, nos llevó casi dos horas.
Según nos explicó la guía del convento, fue fundado en 1580 y estuvo cerrado al
mundo durante más de tres siglos, hasta abrir sus puertas en 1970.
En este convento, tan sólo ingresaban las hijas mayores de acaudaladas familias
españolas, con todo un séquito de criadas como novicias, y una buena dote de oro
y plata para financiar al convento. Recorrimos el claustro principal, el
de las Novicias, el de los Naranjos en azul, la calle Toledo de color granate y
adornada con farolillos, o la plaza de Zocodover, con su fuente. Visitamos
varias viviendas que, de manera independiente, contaban con cocina, retretes,
patio, dormitorios, recibidor y en las que se conservaban objetos de la época.
Fue curioso observar, a Gabriel le encantó, los sistemas de desagüe, la
lavandería, hecha con grandes tinajas partidas en dos, las bañeras que las
monjas utilizaban y las estancias comunes creadas después de la reforma de 1871;
la panadería, las cocinas y los dormitorios comunitarios. Por último
subimos a la terraza de una vivienda, donde pudimos contemplar una vista
panorámica del recinto.
Ya camino al Valle del Colca, conduciendo por la Reserva Nacional Pampa Canahuas,
sucedió un evento que no nos podíamos imaginar, una fuerte nevada comenzó a
caer, hacía más de diez años eso no ocurría, de hecho el número de víctimas por
la ola de frío y nieve que afectó el sur de Perú cobró más de 59 muertos y 66
mil damnificados. Aparentemente, una masa de aire cálido y húmedo que
ingresó por Brasil provocó un frente frío en la sierra central peruana,
provocando nevadas y granizadas. Para nosotros fue una experiencia
inolvidable, fue la primera vez que, al menos yo, tocaba nieve y sentía
temperaturas bajo cero.
Foto
Tour
- si
presionas un "click" en este enlace, verás el álbum de la ciudad de Arequipa
Chivay
Desayunamos muy pronto y como siempre muy bien. Nos dio tiempo de dar una
vuelta por los jardines del hotel, donde los empleados del establecimiento
estaban realizando unos ejercicios de convivencia. Hicimos unas fotos al
borde de la piscina. Montamos en nuestro autobús, que nos esperaba a la puerta
del hotel, para iniciar el viaje al valle del Colca. Sería una jornada
larga, que terminaría en el pueblo de Chivay donde se ubicaba el hotel.
Al sentarme en el autobús, empecé a leer un artículo que había obtenido de
Internet, donde se relataba una pequeña historia sobre el cañón del Colca y que
en resumen venía a decir que: El Colca, fue una de las zonas más importantes del
Virreinato del Perú, tal es que Francisco Pizarro encomendó a su hermano
Gonzalo, que se estableciera en Yanque para ejercer el control del Valle.
Entonces ese fértil valle era poblado por más de sesenta mil personas dedicadas
a la producción agrícola, especialmente de maíz y papas.

Con este motivo y bajo las directrices reseñadas, en el valle del Colca se
construyeron catorce pueblos bien diseñados, con importantes obras
arquitectónicas, como fueron casi todas las iglesias que en la actualidad siguen
conservándose. Lo curioso fue, que de haber sido una importante región,
pasó en la época republicana a ser totalmente ignorada. A finales de 1920
unos aviadores norteamericanos, realizando un levantamiento aerofotográfico
encontraron un desconocido valle poblado que denominaron el "Desconocido Valle
de los Incas, lo que motivó se realizara una expedición a la zona. Cuando
efectuaron las primeras mediciones de la profundidad del cañón, informaron que
esta, era el doble que la profundidad del cañón del Colorado, dato que hasta la
fecha ha sido ignorado por el Nacional Geographics Society, que continua
publicando equivocadamente que el Cañón del Colorado es el más profundo del
mundo.
El autobús se adentró en la Reserva Nacional de Salinas. Ya estábamos a
una altitud de 3.850 metros, la nieve se veía hermosa y el frío "pelú", como
decimos en Puerto Rico, el contraste de la nieve y lo verde del valle, me
llevaron a tomar una fotos que parecen surrealistas. Empezamos a ver
algunos ejemplares de alpacas, llamas y vicuñas, este último, el más común de
los camélidos andinos. El pelo de la vicuña se considera el más fino del
mundo. Este camélido, estuvo al borde de la extinción, pero tras varios
programas de conservación, la más lujosa de las fibras pudo regresar al mercado
aunque en cantidades mínimas, lo que la convertiría en un artículo de lujo, casi
inalcanzable. Nos cruzamos con alpacas y llamas. Las primeras eran las más
numerosas de los cuatro camélidos sudamericanos, siendo la base de subsistencia
de muchas familias altoandinas. Las llamas, con una piel más basta, han servido
desde siempre como un medio de transporte del altiplano. El guanaco
resultaba muy difícil de ver, pues la mayor parte había emigrado a los Andes
argentinos y chilenos.
A unas dos horas y media del viaje, hicimos una parada, donde en mitad del más
absoluto desierto, se encontraba un bar que servía mate de coca, infusión
destinada a combatir el mal de altura o soroche. Estábamos a una altitud
de 4.150 metros. Entre la polvareda del camino pudimos advertir un paisaje
lunar, que sin dejar de ser montañoso, resultaba árido desértico e incluso
desolador. Alrededor del bar se asentaba un pequeño mercado artesanal,
dedicado a los turistas que bajaban de los autobuses en este desolado pero
curioso e interesante lugar. Debo mencionar que los niños que allí habían,
nos rompieron el corazón.
La siguiente parada la efectuamos en el punto más alto del viaje (4.890 m), en
el que muchos viajeros han levantado un campo de pequeños montones de piedra que
por acumulación, iban configurando un punto de referencia en el camino.
Era curioso, porque este mismo fenómeno lo observamos en una carretera que
transcurría por las tierras de Mérida en Venezuela. Iniciamos un ligero
camino descendente hasta alcanzar la puna, donde el paisaje cambió bruscamente.
Amarillos pastos poblaban las laderas del camino, y en su seno amplias turberas
encharcadas formaban ricos pastos donde se congregaban camélidos del altiplano
peruano, todo cubierto por la nieve, y fuimos testigos de lo devastador que fue
para muchos de esos animales, gran parte moría de hambre al no estar
acostumbrados a ese clima extremo. Seguimos descendiendo en un
espectacular zig -zag, y desde una de las curvas contemplamos un pueblo, se
trataba de Chivay (3.700 m), esa foto es de película, la tiene que ver, nuestro
punto de destino y capital del Valle del Colca, al cual llegamos justos para
almorzar. Llegamos a Rumi Llaqta, nuestro hotel en el pueblo de Chivay, en
donde se siente que estas acomodado en los Alpes Suizos, y ojo, nunca he estado
en Los Alpes, pero lo digo por lo visto en televisión y fotos.
Se encontraba lejos del colonial pueblo, Chivay era un pueblo turístico que se
acurrucaba en un hueco de las montañas, justo antes del principio del cañón.
Era uno de los puntos de partida hacia la Cruz del Cóndor. Lo predecible
pasó, el hotel no tenía luz, debido a el mal tiempo, por tanto, con una
temperatura bajo cero, no nos pudimos bañar, nos tuvimos que acostar temprano
para descansar y reponer fuerzas para iniciar mañana una jornada dedicada a
recorrer el maravilloso Valle del Colca. A la mañana siguiente, en
realidad de madrugada, pude notar que teníamos agua caliente, y me fui corriendo
al baño, le avisé a Gabriel y pudimos sacarnos el trajín del día anterior. Ya
estábamos listo para la aventura.
Foto
Tour Te presento estas fotos
tomadas con mucho esmero, podrás moverte de una foto a otra y ver una breve explicación de la
misma en la parte inferior. Si deseas ver más, tienes unas flechas a la derecha
e izquierda de la barra de fotos, esto te permite ver hacia adelante o hacia
atrás para volver a ver una que te gustó.
Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, Valle del Colca, Arequipa. Zona netamente alpaqueña. Chivay, Valle del Colca, Arequipa. Pequeño pueblo en el valle en donde pasaremos la noche. Rumi Llaqta, Chivay, Valle del Colca, Arequipa. Pequeño pueblo en el valle en donde pasaremos la noche. Rumi Llaqta, Chivay, Valle del Colca, Arequipa. Es un pequeño hotel en Chivay en donde se siente que estas acomodado en los Alpes Suizos. Valle del Colca, Arequipa. Su reciente descubrimiento y la posibilidad de acceso a esta zona ha despertado interés de científicos. Valle del Colca, Arequipa. El Colca es un Valle Interandino, inicialmente poblado y desarrollado por la etnia de los Collahuas. Valle del Colca, Arequipa. Los Collahuas dominaron los canales de riego y andenería (terrazas). Valle del Colca, Arequipa. Las cabeceras del Valle están a 4,000 metros sobre el nivel del mar, siendo exclusivamente para uso ganadero. Valle del Colca, Arequipa. Los cerros llenos de lavanda. Valle del Colca, Chivay, Arequipa. Este pueblo pequeño es totalmente fantasma durante el día, ya que sus pobladores se van a trabajar. Valle del Colca, Poblado de Maca, Arequipa. Cuenta con una iglesia encantadora y lleno de muchas costumbres tradicionales. Valle del Colca, Poblado de Maca, Arequipa. Sus calles en tierra y sus humildes y rústicas casas, evocan una época perdida para nosotros. Valle del Colca, Arequipa. El Valle va cambiando su ecología, aquí el imponente Cañón de 100 kilómetros de longitud. Valle del Colca, Arequipa. El Valle va cambiando su ecología a zona agrícola en el imponente Cañón de 100 kilómetros de longitud. Valle del Colca, Arequipa. Valle del Colca, Arequipa. El famoso cañón esta formado por una enorme falla en la corteza terrestre entre enormes volcanes. Valle del Colca, Arequipa. El cañón corre paralelo a la Cordillera de Chila, Donde el Mismi (5,597 metros) tiene su origen más remoto, el Río Amazona Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. El mejor lugar para apreciar la inmensa ave Andina, se encuentra a la mitad del Cañón. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Aquí podemos apreciar el cóndor. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Hermosa vista del Mitsi y el cóndor. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Un acercamiento de la hermosa ave. Pinchillo, Valle del Colca, Arequipa. Iglesia en el poblado, un poblado súper pintoresco, al fondo La Sierra. Cruz del Cóndor, Valle del Colca, Arequipa. Los trajes y costumbres tradicionales son parte del paisaje, como la costumbre de cargar a los bebes. Águila, Valle del Colca, Arequipa. India Collahua, Valle del Colca, Arequipa. Fíjese en su ropa y sombrero y la costumbre de cargar al bebé en la espalda. Valle del Colca, Arequipa. Vista de los andenes (terrazas). Vestidos Típicos, Valle del Colca, Arequipa. Las Collahuas usan el sombrero de canvas y las Cavanas usan el sombrero blanco, dos flores es soltera. Valle del Colca, Arequipa. Vista de los andenes (terrazas). Vicuñas, Valle del Colca, Arequipa. Son de la familia de los camélidos, de ellas se aprovecha su lana que es de gran calidad.
Reserva Nacional Salinas y Aguada Blanca, Valle del Colca, Arequipa. Zona netamente alpaqueña.
Visita al Valle del Colca
Desayunamos muy temprano para dirigirnos en autobús hacia la Cruz del Cóndor,
mirador natural desde donde se puede apreciar la magnitud del Cañón del Colca y
con suerte, el espectacular cóndor en pleno vuelo, debo adelantar que tuvimos
esa suerte. Salimos de Chivay por la ruta panorámica a lo largo del río
Colca, desde donde se domina todo el cañón. Pudimos observar en la zona
conocida como Lagunas Misteriosas, numerosos andenes de cultivo de construcción
pre-incaica, que se extendían por todas las laderas del valle. Este
sistema de cultivo, el único que permitía aprovechar la fértil tierra, aún se
seguía utilizando por los agricultores de esta región.
El autobús siguió avanzando por la parte superior del valle, pudiendo ver además
de los cultivos en terraza, los pueblecitos del valle del Colca, que en esta
zona era abierto y muy fértil. El "Valle de las Maravillas", como lo llamara el
escritor peruano Mario Vargas Llosa, comprendía una red prácticamente
interminable de caminos de herradura que recorrían sus montañas uniendo caseríos
coloniales de un belleza impresionante. Añadían un toque de interés a la
ruta la existencia de bellas lagunas, singulares formaciones de piedra
erosionada y la presencia de especies de fauna y flora silvestre única y
abundante, como el cóndor andino y las vicuñas, los bosques de queñual y
numerosas variedades de cactus.
Antes de que el valle se cerrara para formar un angosto cañón extremadamente
hondo, hicimos una parada para contemplar las famosas tumbas colgantes
construidas con anterioridad a los incas. En un recodo del camino el
autobús hizo una nueva parada, se trataba del Poblado de Maca, este cuenta con
una iglesia encantadora y lleno de muchas costumbres tradicionales. Sus
calles en tierra y sus humildes y rústicas casas, evocan una época perdida para
nosotros, pero que son una realidad para ellos. Nuestra guía nos indicó
que deberíamos bajar para seguir el camino hacia la Cruz del Cóndor a pié.
Así que mochila en mano, abrigos y guantes, continuamos a través de un sendero
que transcurría por el filo del cañón. El panorama que contemplamos
durante la caminata fue espectacular, pues abajo discurría el río Colca a una
profundidad de 1.200 metros mientras que el murallón de enfrente, llegaba a
medir 3.100 metros de altura, en cuyas cumbres podían verse las nieves
perpetuas. Proseguimos por el camino, hasta que llegamos al esperado Mirador del
Cóndor, desde donde observamos una soberbia vista panorámica de todo el valle.

Era un sitio privilegiado para admirar la profundidad del cañón, la vegetación y
pudimos apreciar el cóndor, en realidad me quedo sin palabras, el vuelo de los
cóndores que anidaban en los acantilados del cañón y salían en la mañana para
aprovechar las corrientes ascendentes de aire caliente. El espectáculo de
esos enormes pájaros fue el momento cumbre de la excursión. El cóndor es
el ave más representativa de la región. Este mirador constituía un
espectáculo natural y una interesante experiencia para el visitante. Se ha
construido una gran cruz y un pequeño muro de piedra para la comodidad de los
turistas. El avistamiento del cóndor generalmente se hacía de 10 a 12 del
mediodía. En la Cruz erigida en la parte más alta, nos hicimos las
fotografías de rigor.
Paramos en el mirador de Pinchollo, donde en una pequeña roca tallada, se
supone, se representa un mapa de los bancales, y se divisaba una vez más, un
paisaje extraordinario. El autobús hizo una pequeña escala en el pueblo y
algunos compañeros se fotografiaron con un águila que estaba atada para esos
menesteres.
Cusco
De Arequipa a Cusco fuimos en avión. Nuestro hotel Posada del Inca, estaba
ubicado a solo una cuadra de la hermosa y céntrica Plaza de Armas. Por la
tarde visitamos la ciudad apreciando la fusión arquitectónica de lo Inca con lo
Colonial, visitamos el templo del “Sol” y la Catedral, es de estilo barroco, se
construyo en 1550, es considerada uno de los edificios mas espléndidos de la
España colonial en las Américas. De especial interés: Plaza de Armas, era
el centro de la ciudad antes de la conquista española. Catedral, levantada
entre 1560 y 1654 sobre las ruinas del palacio del inca Viracocha, exterior
plateresco y herrerariano. Iglesia de la Compañía,
construida por los jesuitas
en 1571, fue reconstruida en 1650, fachada barroca y hermosos trabajos en
madera. Convento Santa Catalina, reúne una buena colección de pintura
cuzqueña.
Luego subimos en nuestro autobús para visitar una serie de construcciones incas
que se encontraban cerca de la ciudad de Cusco. Camino de Tambomachay,
pudiendo observar algo del monumental centro de la ciudad, donde todos los
rincones participaban de la fusión entre los muros incas, las blancas casas
coloniales de azules y repujadas balconadas, las recoletas plazas porticadas y
las iglesias y monasterios de altos campanarios, que a voces proclamaban su
barroquismo cusqueño, mezcla de dos culturas.
Nos dirigimos hacia el sitio arqueológico de Sacsayhuamán que se encontraba a 8
Km. al noreste de Cusco, por una carretera asfaltada. Se ubicaba en las
faldas de un cerro cerca del camino principal al Antisuyo, sobre el río
Tambomachay. Según nos contaron parece que se trataba del balneario
favorito del inca, pero al mismo tiempo, fue uno de los pilares del sistema
defensivo del valle del Cuzco. Estaba formado por un conjunto de
estructuras de piedra finamente labradas, construidos sobre la base de poliedros
irregulares de piedra labrada, magistralmente ensambladas, que formaban tres
andenes paralelos.
Usualmente se describía a Sacsayhuamán como una fortaleza, al encontrarse
prácticamente encerrada por tres pendientes, y estar conformado por colosales
bloques de piedra prodigiosamente unidos, que resguardaban la ciudad. Sin
embargo, el hecho que los incas construyesen allí una fortaleza resultaba
extraño, ya que en el momento de su construcción no tenían ninguna necesidad de
defenderse de ataques exteriores. Solamente pudimos dar una vuelta por el frente
principal de la construcción que estaba protegido por un formidable sistema de
tres andenes. Estos eran soportados por muros zigzagueantes, constituidos
por piedras de gran tamaño, que asombraron a sus primeros visitantes y que nos
asombraron a todos nosotros.
No pudimos visitar el interior de este maravilloso complejo y tuvimos que
contentarnos con acercarnos al muro y colocar las manos sobre sus inmensas
piedras, para que según nos dijeron, nos transmitiesen una especial energía que
encerraban estos bloques. El gran tamaño de las piedras utilizadas en su
construcción y el paisaje circundante nos resultaron impactantes.
Foto
Tour Aquí
podrán apreciar algunas fotos de la ciudad que antiguamente, fue la capital del
Imperio Inca y una de las ciudades más importantes del Virreinato del Perú.
Podrás elegir
entre ampliar la imagen o leer la información referente a la misma. Por favor,
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Honesta Posada del Inca, Cusco, ubicado a solo una cuadra de la hermosa y céntrica Plaza de Armas. |
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Plaza de Armas, Cusco, con arcos laterales repletos de comercios, la Plaza invita al deleite de sus visitantes. |
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Plaza de Armas, Cusco. La ciudad de Cusco es de múltiples colores, como un arco iris, la del Perú es roja y blanca, con el escudo en el centro. |
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Plaza de Armas, Cusco. Fue el centro de muchas celebraciones y se mantienen hasta hoy como puno central de reunión. |
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Catedral, Cusco. De estilo Barroco es en donde el Palacio del Inca Wiracocha se cree existió. |
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Catedral, Cusco. Su construcción comenzó en 1550 y terminó un Siglo después, y la catedral es considerada una de las más espléndidas iglesias. |
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Catedral, Cusco. Sillería Coral |
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Catedral, Cusco. Sillería Coral. |
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Catedral, Cusco. La Ultima Cena por Marcos Zapata. |
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Iglesia de La Compañía, Cusco. Nombrada por la Compañía de Jesús, el poder Jesuita lo mandó a construir. |
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Balcón, Cusco. Este es un ejemplo de los hermosos balcones que adornan los edificios de la Plaza de Armas. |
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Iglesia de La Compañía, Cusco. Nombrada por la Compañía de Jesús, el poder Jesuita lo mandó a construir. |
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Iglesia Convento Santo Domingo, Cusco. Su patio interior es hermoso. |
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Iglesia Convento Santo Domingo, Cusco. Su patio interior es hermoso. |
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Iglesia Convento Santo Domingo, Cusco. El techo se conserva en el Estilo original Mudéjar (policromado). |
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Iglesia Convento Santo Domingo, Cusco. Fachada principal. |
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Cusco, Perú. La historia empieza cuando el 23 de marzo de 1534, Francisco Pizarro fundó una ciudad española sobre los cimientos de la ciudad incaica. |
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Cusco, Perú. Llamada capital arqueológica de América, fue la capital del Imperio Inca. |
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Cusco, Perú. La ciudad es en la actualidad un ejemplo de monumentos arquitectónicos y obras de arte de dos civilizaciones muy distintas. |
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Sasqsayhuaman, Cusco. Domina una colina de 2 km. (1 milla) desde norte de la ciudad es un masivo complejo. |
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Sasqsayhuaman, Cusco. Algunos opinan que arquitectónicamente es el más bello. |
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Machu Picchu
Nos levantamos de madrugada, desayunamos en el hotel, y subimos al autobús, como
a las 3:00AM, y esto son vacaciones, Oh Dios, este tren hay que tomarlo súper
temprano, nos llevarían a la estación de Ollantaytambo, para tomar el tren que
nos conduciría hasta el pueblo de Aguas Caliente, que podía considerarse la
estación de Machu Picchu.
Llegamos a la estación de tren con cierta antelación, y tuvimos que esperar casi
una hora para entrar al andén. Algunos nos entretuvimos comprando algunas
baratijas en los pintorescos y coloristas puestos que se ubicaban alrededor de
la entrada a la estación. Ollanta es la estación más concurrida de la
línea Cusco - Aguas Calientes, dado que allí cogían el tren para llegar al Machu
Picchu muchos de los tours turísticos que recorrían el Valle Sagrado.
Llegó el tren puntualmente. Se trataba del Vistadome, de la compañía
Perú-Rail, una forma rápida y cómoda de llegar a Aguas Calientes. Los
vagones estaban equipados con ventanas panorámicas, que nos permitirían
disfrutar de una vista espectacular.
Durante el trayecto nos servirían un bocadillo y bebidas frías y calientes.
El tren pasó a través de los Andes por un escenario realmente espectacular,
sobre todo visto desde los cómodos vagones panorámicos. El viaje duró algo
más de hora y media, pasando a través de asombrosos paisajes montañosos que se
alternaban con una exuberante vegetación de campos verdes, seguidos de hermosas
montañas que formaban un impresionante cañón, por donde discurría el majestuoso
y bravo río Urubamba, que atravesaba todo el Valle Sagrado de los Incas.
A medida que el tren se alejaba de la estación, pudimos contemplar, la
denominada Fortaleza, uno de los templos más importantes de los incas. El
tren avanzaba a lo largo del río hasta el desfiladero de Urubamba, conformado
por altas paredes rebosantes de vegetación.
Las ventanas panorámicas, nos permitieron disfrutar de todo el paisaje que nos
rodeaba. Pasamos por Coriwaynachina, conocida por los mochileros, los
cuales comenzaban el Camino Inca desde el Km. 88, subiendo por unos finos
escalones tallados en las rocas. Cuando salimos de un corto túnel, pudimos
apreciar una serie de andenes que mostraban una armoniosa y bella estructura
agraria, que marcaban las ruinas de Qente. En este lugar, que se
caracterizaba por poseer un especial microclima, habitaban flores de vivos
colores todos los días del año.
Pasamos por el kilómetro 104 en Chachabamba, lugar envuelto de orquídeas y
trinitarias, desde donde se iniciaba el recorrido del Camino Inca de un día.
Siguiendo el recorrido a lo largo de la vía encontramos los silos de granos o
colcas, de Choquesuysuy, que pudimos contemplar. Sobre el río, en la
orilla opuesta, pudimos ver una represa hidroeléctrica allí construida.
En el kilómetro 110 llegamos a la estación de Aguas Calientes, pueblo rodeado
por altas montañas que era cuna de la famosa ciudad perdida de Machu Picchu.
Este pueblo se ha convertido en un popular destino turístico, sede donde se
parte para visitar Machu Picchu. Al descender del tren nos estaba
esperando una persona, que nos acompañaría hasta las ruinas.
Aguas Calientes, estaba situada a las puertas de la selva, donde humedad, calor
y mosquitos se colaban por entre las altas paredes que encañonan al bravo río
Urubamba, creando un bello espectáculo. Nos encaminamos hasta una carretera
cercana a la estación, desde donde continuamente partían unas guaguas pequeñas y
otras más grandes, que nos conducirían hasta las puertas de Machu Picchu.
Eran los únicos que podían hacer ese recorrido. Recorrimos una estrechísima
carretera no asfaltada, en un baile zigzagueante que retaba al vértigo con
pronunciadas curvas y escalofriantes precipicios, que nos animaron a sentir que
entrábamos en un lugar único.... y así fue.
Al entrar ya gozábamos de una impresionante vista a la Montaña Sagrada Wayna
Picchu. El complejo arqueológico se ubicaba en la cima de la montaña del
Machu Picchu, en quechua significa montaña antigua o montaña importante, la cual
daba el nombre a la ciudadela y al impresionante paisaje que pudimos observar.
En 1981, el gobierno peruano declaró a Machu Picchu como Santuario Histórico,
con una extensión aproximada de 32.500 hectáreas, por la necesidad de proteger
los monumentos arqueológicos, valiosos vestigios de la época prehispánica y su
marco paisajístico, así como las especies de flora y fauna nativas asociadas a
la región. Esta considerado como una de las maravillas del mundo y en 1983
fue declarado por la UNESCO, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Machu Picchu fue dada a conocer al mundo científico por Hiram Bingham, quien
conducido por lugareños que la frecuentaban, llegó a ella el 24 de julio de
1911. Bingham, antropólogo norteamericano de la Universidad de Yale, inició los
estudios arqueológicos y realizó una extraordinaria investigación de la zona.
Bingham le acuñó el nombre de "La Ciudad Perdida de los Incas".
Machu Picchu, construida por Pachacútec en el auge de su imperio, fue más bien
el lugar de retiro favorito de la nobleza inca. Como pudimos ver, todas
las edificaciones seguían el clásico estilo arquitectónico inca: construcciones
con muros de sillares pulidos de forma regular, junturas perfectas entre los
bloques de piedra y un ligero talud o inclinación, haciendo que la base
sobresalga ligeramente con respecto a su remate. Vanos siempre
trapezoidales y uso de hornacinas y esculpidos como ornamentos arquitectónicos.
La ciudadela se componía de dos grandes zonas que tomaban formas arquitectónicas
diferentes según la función que cumplían: el "sector agrario" y el "sector
urbano". Al lado de la parada de las guaguas se encontraba el puesto de
control de entrada, desde donde partía el sendero que llegaba hasta la ciudad
inca de Machu Picchu.
Mientras caminábamos por el sendero, me llegó una cierta emoción, ante la
cercanía del más importante legado arqueológico del Imperio Inca. Íbamos a
encontrarnos con un lugar lleno de mística, que quizás fue un monumento a la
divinidad, en donde, según el sentir de algunos visitantes, el hombre, parece
transportarse a un lugar mágico donde cualquier cosa es posible de manera
inimaginable.
Lo primero que vimos, fueron las modestas casas de los agricultores que sin duda
trabajaron en la extensa zona agrícola que se extendía ante nuestros ojos,
compuesta por imponentes terrazas de cultivo de hasta cuatro metros de altura,
que conferían un aspecto piramidal a la ladera que caía hacia el río Urubamba.
Cruzamos del sector agrícola hacia el urbano a través de un gran "Foso Seco" que
fue construido como una barrera entre los dos sectores; Machupicchu fue una
ciudad muy exclusiva y la nobleza tuvo un sistema de seguridad y protección
bastante eficaz. Trasponiendo el Foso Seco ingresamos en el Sector Urbano;
donde llegamos hasta la "Calle de las Fuentes" que contenía 16 Fuentes
Litúrgicas.
En el pueblo inca el agua fue siempre considerada como algo especial.
Camino del Palacio del Inca. Desde allí nos acercamos, a nuestro siguiente
objetivo. El torreón semicircular del templo del Sol. Este templo
fue construido sobre un una piedra inmensa, tenía planta semicircular, su pared
posterior era recta y estaba construida con piedras de cara rectangular.
Sus uniones entre piedras eran perfectas. La pared semicircular tenía dos
ventanas, una de ellas orientada hacia el oriente y la otra hacia el norte; de
acuerdo a científicos contemporáneos esas dos ventanas constituían el
observatorio solar más importante en Machupicchu. En la ventana hacia el
oriente se podía fijar con efectividad el solsticio de invierno en base a la
medición de las proyecciones de sombras en la roca central.
Nuestro guía nos comentó, que todas las montañas de alrededor de la ciudad inca
tenían la misma calidad de rocas, es decir granito blanco-gris del Batolito de
Vilcabamba, por lo tanto las rocas estuvieron en el lugar y no fueron
transportadas del fondo del valle como algunos pretendieron establecer.
Pudimos observar en el sector una roca que estaba parcialmente fraccionada con
hoyos sobre la nervadura natural de la roca, ese trabajo no era original del
Inkario sino simplemente una muestra de la técnica utilizada en aquel entonces
para quebrar las piedras. En este sector se hallaba también la Puerta
Principal de Machupicchu, que era el único punto de acceso por la parte alta de
la ciudad. Por la parte interior de la puerta, pudimos apreciar el clásico
sistema de seguridad con el anillo lítico sobre el dintel y los clavos dentro de
pequeñas cajuelas.
Luego llegamos a uno de los lugares más relevantes de la ciudad de Machu Picchu
por el misticismo y misterio que emanaba del mismo, ya que se le suponía una
fuente de energía y de vitalidad, la gran Plaza Central, una gran amplia
explanada cubierta de hierba, rodeada de graderíos, en los que debieron sentarse
el público que venían a ver las ceremonias.
Desde un Mirador, pudimos contemplar una de las mejores vistas que se podían
disfrutar del conjunto arqueológico, que aparecía como la imagen más común de
todas las postales. Un buen lugar para estudiar la ciudad en perspectiva,
después de haberla recorrido en su laberíntico interior. Desde este lugar,
que dominaba todo el emplazamiento, hicimos numerosas fotografías, que serían
los testigos de nuestra visita de ese espectacular y maravilloso complejo inca.
Desde allí pudimos entender, porque el Santuario Histórico de Machu Picchu
encerraba algo de sagrado y enigmático, a la vez que armonizaba excepcionalmente
con el paisaje natural que lo rodeaba, considerándose un lugar de gran
importancia científica y cultural, como expresión singular de la arquitectura y
de la cultura inca.
¡La ciudad de Machu Picchu nos pareció simplemente espectacular! Ya era tarde y
no tuvimos otro remedio que bajar hasta el autobús. El complejo se
cerraba, y fuimos prácticamente los últimos en abandonarlo.

Montamos en el autobús y descendimos por las vertiginosas curvas que nos
separaban del pueblo de Aguas Calientes. En cada uno de los recodos de las
curvas, un niño nos saludaba con su ingenua sonrisa después de correr
fatigosamente en línea recta para repetir el saludo, así durante el tiempo que
duraron las curvas del camino de tierra. Al final paró el autobús para que
subiera, y recogiera su merecida propina.
A unos 10 kilómetros de la bifurcación, paramos en un lugar llamado
Andahuaylillas. Ese bonito pueblo andino era famoso por su maravillosa
iglesia jesuita. Un tesoro de la ornamentación barroca. La iglesia databa
del siglo XVII. Se le ha llamado "la Capilla Sixtina de América", y en algún
sentido la comparación era pertinente: esta iglesia era uno de los ejemplos más
sorprendentes y hermosos del arte religioso popular andino.
La iglesia, desde fuera no dejaba de ser hermosa, pese a su sencillez: levantada
sobre una plataforma a la que se accedía por gradas, tenía, como muchos templos
andinos, una capilla abierta en forma de balcón y un sólido campanario de maciza
planta cuadrada, además de tres desnudas cruces de piedra que se yerguían en el
atrio. Posiblemente fue construida sobre el emplazamiento de un edificio
prehispánico, una huaca, quizá, pues en su interior había restos de muros incas.
Esa sobria imagen exterior se contraponía de manera radical con la que
presentaba apenas cruzamos las puertas del templo.
Pero indudablemente los murales eran lo más llamativo de la iglesia de
Andahuaylillas. El par más famoso es el que se hallaba en la cara interior
de la pared de la entrada. Nos mostraba las dos vías de la existencia:
hacia la izquierda, el camino fácil, que conducía al infierno; hacia la derecha,
el difícil, que llevaba al paraíso. Su sencilla y casi ingenua simbología,
acorde con su carácter didáctico, no lograba opacar la fuerza expresiva de sus
imágenes. La mayoría de estos hermosos murales fue realizada por Riaño.
Foto
Tour -
si presionas un
"click" en este enlace, verás el álbum de la ciudad de Machu Picchu.
Puno
Después de desayunar en el hotel, comenzaba el traslado a la estación de trenes
para abordar el Tren de los Andes, salida con destino a Puno, apreciando bellos
paisajes y pueblos andinos. Subimos al tren dispuestos a iniciar nuestra
etapa del día hasta la ciudad de Puno, enclavada a orillas del lago Titicaca.
Nos acompañaba un nuevo guía, se llamaba Álvaro y pertenecía a la tribu aymara.
Llevaba un sombrero de cuero de ala ancha, del que no se despojó en todo el
viaje. Resultó un hombre amable y conocedor de los lugares que recorrimos.

Pasamos por Chimbolla, que se encontraba también a unos 4.000 metros de altitud.
Era un pequeño pueblo altiplánico del departamento de Puno. Llegamos a
Juliaca,
ciudad andina situada a 3.825 metros sobre el nivel del mar. Era la
mayor ciudad de la región, dedicada fundamentalmente al comercio de la lana .
Según nuestro guía, era una ciudad deprimente, ruidosa y sucia, que lo mejor que
deberíamos evitarla. Pasamos por sus calles sin bajarnos del autobús.
Nos sorprendió la enorme cantidad de bici-taxis que circulaban constantemente
por todas las calles, interrumpiendo y dificultando el tráfico de coches y
autobuses.
Empezamos a ver las primeras vistas del inmenso lago Titicaca. El lago
navegable más alto del mundo (4.000 m), la masa de agua interior más extensa de
Latinoamérica. Y aunque en la región todo parecía eclipsarse por la
sosegada espectacularidad de este bello mar interior, las altiplanicies que
rodeaban el lago, la apacible imagen de llamas y alpacas pastando, o el paso del
lento tren descolorido, evocaban, una sensación de paz tranquilidad y un cierto
misticismo.
Después de una curva en la carretera, descendimos hacia la ciudad de Puno,
situada en la orilla noroeste del Lago Titicaca a 3.827 metros de altitud.
Pasamos por el centro de la ciudad camino del hotel. Nos hospedamos en el
Hotel Libertador Estévez. Toda una referencia en la zona, situado en su
propia isla privada, en la parte occidental del lago. La isla estaba unida
a Puno por una carretera de unos 6 kilómetros. La mayoría de las
habitaciones, tenían una vista fabulosa, bien al lago o a la bahía de Puno.
El hotel estaba rodeado de un precioso jardín donde vivían 34 llamas, que
oficiaban de mascotas del lugar. Luego descubriríamos otros animales.
Después de asearnos y recibir las maletas en las habitaciones, tomamos unos
taxis y fuimos a la ciudad de Puno para conocerla. Puno era una ciudad con
unos 110.000 habitantes. Aunque fue fundada en 1668, quedaban pocas
construcciones coloniales. La ciudad no se caracterizaba por su
monumentalidad. Los taxis nos dejaron en la plaza de Armas, donde en uno de sus
laterales, como no, se alzaba la Catedral, del siglo XVII de simétricas torres y
barroca portada, cargada de armoniosos relieves escultóricos. No pudimos
visitarla, porque en ese momento estaba cerrada.
Foto
Tour -
si
presionas un "click" en este enlace, verás el álbum de la ciudad de Puno
Islas Flotantes de los Uros
Al despertar pude contemplar una maravillosa salida de sol desde la habitación
del hotel. Después del desayuno, nos acercamos hasta el mirador del hotel
desde donde admiramos el lago Titicaca y la bahía de Puno.
Después nos dirigimos todos al embarcadero del hotel, donde una barca a motor
nos estaba esperando para navegar en primer lugar a la isla de Uros y
posteriormente a la isla Taquile. A media hora de navegación,
desembarcamos en una de las islas más célebre y curiosas del lago Titicaca, las
islas flotantes de Uros.

Su visita nos permitió descubrir un modo de vida único. Estas islas son
artificiales y están construidas de totora, una planta de hojas delgadas y
largas que crecen en el agua y trabajaban después de secarlas. El suelo,
las casas, las escuelas, todo reposaba sobre un lecho de totora y pilotes hechos
de troncos de eucalipto. Este archipiélago constaba de unas 40 islas de
totora, y eran habitadas por los Uros, descendientes de una de las culturas más
antiguas del continente americano Cuando caminamos sobre ellas, nuestros pies se
hundieron varios centímetros en el suelo de totora. La isla que visitamos
estaría habitada por unas cuatro o cinco familias, que vivían en pequeñas
chozas, también hechas de juncos.
Lo que ellos te enseñaban, era que el hombre se podía adaptar a cualquier clase
de ambiente. La vida de los nativos era una lucha constante. Las
islas, que podían durar hasta 30 años, se pudrían por la parte inferior con
mucha rapidez, por lo que nuevos juncos debían ser añadidos constantemente.
Álvaro, nuestro guía, nos solicitó que no diésemos propinas por las fotografías,
sino que comprásemos sus trabajos artesanales. De esa manera ellos podrían
mantener sus tradiciones y su dignidad. Allí nos retratamos con una niña
bien hermosa de cachetes rojos por la insolación. Sólo diez de las islas
admitían visitantes. Dimos una pequeña vuelta en una de sus tradicionales
barcas, construidas de totora.
Al finalizar la visita, montamos nuevamente en nuestro barco a motor para
navegar hacia la isla de Taquile, que se encuentra a más de dos horas de donde
estábamos. El tiempo era bueno, y nos acomodamos en la parte superior del
barco. Atracamos en un pequeño embarcadero de la isla de Taquile.
El pueblo se hallaba en lo alto de la isla a 4.050 metros de altura.
Subimos por la parte trasera de la isla para evitar los 584 escalones que había
desde el pequeño puerto, que luego utilizaríamos para volver. La ascensión
se hizo penosa por lo empinado del camino y por la altitud, que dificulta la
respiración, por lo fue necesario efectuar algunas paradas para tomar aliento.
Según íbamos ascendiendo el paisaje se volvía cada vez más impresionante.
Pudimos observar las terrazas labradas en las rocas y divisar, lo que nos
pareció la otra orilla del lago Titicaca, ya que el día estaba muy despejado.
Durante la ascensión nos cruzamos, mejor dicho, nos adelantaron, hombres y
mujeres con recipientes en la espalda. ¡Una persona llevaba dos cilindros
de gas ¡ Increíble !.
El pueblo se hallaba situado en lo más alto. Sus habitantes mantenían un
fuerte sentimiento de identidad grupal, formando una sociedad eminentemente
endogámica, casándose raras veces con personas ajenas a Taquile. Vimos
como los hombre tejían sus propios sombreros de lana, que recordaban los gorros
de dormir. El color de estos gorros indicaban: si eran rojos, estaban
casados, blancos y rojos si eran solteros. Las mujeres portaban unas
especies de bufandas superpuestas y blusas delicadamente bordadas.
En la plaza visitamos un pequeño museo, donde se exponían distintos tipos de
ropas tradicionales. Paseamos por sus calles empedradas y nos cruzamos con
los isleños, todos ellos ataviados con sus típicas ropas y gorros, que mirábamos
de soslayo, para adivinar si eran solteros o casados. Como era la hora de
comer, entramos en un restaurante de la plaza donde tomamos sopa de quinua y
huevos fritos con patatas.
Nos pareció una comida excelente. Después de comer comenzamos el descenso
por los 584 escalones existentes. El panorama que contemplamos fue de una
gran belleza. Abajo se divisaba el pequeño puerto, donde los barcos
esperaban la vuelta de los visitantes de la isla de Taquile.
Foto
Tour
Aquí tendrán una atractiva impresión de Las islas
de los Uros, sus orígenes se remontan a épocas anteriores a los incas.
Además de la Isla Taquile la cual se caracteriza por sus amigables
pobladores, quienes conservan sus costumbres, tradiciones y vestimenta a
la usanza antigua. Los lugareños destacan por sus laboriosos y finos
textiles con decoraciones simétricas simbólicas, de colores fuertes, que
reflejan su forma de vida, sus costumbres y sus creencias andinas. Esta
colección de fotos está en un formato muy pequeño, donde podrá elegir
entre ampliar la imagen o leer la información referente a la misma. Por
favor, pulse sobre la imagen para verla ampliada. Para volver puede
utilizar el botón de retorno de su navegador.
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Islas Flotantes, Puno, Perú, las islas de los Uros se encuentran en la bahía de Puno y son 20 aproximadamente. |
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Islas Flotantes, Puno, Perú. La más famosa excursión de Puno es un viaje a los Uros “islas flotantes”, 8.24 Km. Lejos de la orilla. |
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Islas Flotantes, Puno, Perú. Podemos caminar alrededor de las islas y ver las embarcaciones de estos Uros, echas de Totora. |
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Islas Flotantes, Puno, Perú. Al mismo tiempo, la visita es un poco triste, con adultos y niños con las narices rojas tratando de vender sus artesanía |
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Islas Flotantes, Puno, Perú. No crean que todas las islas están en la Prehistoria, en algunas hay microondas, y estaciones de teléfonos. |
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Islas Flotantes, Puno, Perú. Los Uros quienes tienen casamientos entre Los Amayras para hacer prevalecer su especie. |
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Cada una está habitada por unas 3 a 10 familias uroaymaras. |
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Taquile, Lago Titicaca, los vestigios de la isla datan de épocas preíncas y pueden observarse en la parte alta. |
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Taquile se caracteriza por sus amigables pobladores, quienes conservan sus costumbres, tradiciones y vestimenta a la usanza antigua. |
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Taquile, Lago Titicaca, Puno, Perú. La gente de la isla habla Quechua y Se dedican a la pesca y venta de sus fabulosos textiles. |
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Taquile, Lago Titicaca, Puno, Perú. Esta es la entrada a la Plaza de Armas, con ruinas del período pre-inca, Tiahuanaco. |
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Taquile, Lago Titicaca, Puno, Perú. En la Plaza de Armas se destaca la pequeña Iglesia. |
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Taquile, Lago Titicaca, Puno, Perú. Siguen el estilo de vida de sus ancestros, y son muy amables con los turistas. |
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Taquile, Lago Titicaca, Puno, Perú. Todos los pobladores visten con sus ropas Tradicionales y mantienen unos lazos muy estrechos. |
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Los hombres casados usan sombrero rojo, el soltero blanco. La mujer casada usa un velo negro y las solteras de otros colores. |
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Bolivia - La Paz
A la mañana siguiente, comenzó el traslado en guagua de Puno a Copacabana, en el
camino visita a los pueblos de Juli y Pomata, llegada y visita al Santuario de
la Virgen de La Morena. Embarque en un catamarán para realizar el cruce
del lago más alto del mundo “Titicaca”. Visita a la isla del sol y el complejo
cultural Inti Wata.
De acuerdo a un mito, la Isla del Sol es la cuna de la Civilización Inca y el
lugar del nacimiento del Dios del Sol. Listos para recibir las bendiciones
del Kallawaya, es una ceremonia ancestral.
En la mañana visitamos a la ciudad de La Paz, sede del gobierno y centro de
todas las actividades industriales, culturales, bancarias y políticas de
Bolivia, descansa en un cañón en el medio de las montañas. Fue fundada en
1548 como zona de parada para el transporte de minerales entre las legendarias
minas de Potosí (Bolivia) y Cusco (Perú). En la ciudad fuimos a Casa Museo
de Murillo, Museo Abierto de Tihuanaco, Mercado Indígenas.
Entre los lugares que visitamos: Iglesia de San Francisco al frente de la plaza
del mismo nombre, construida en 1549 y considerada uno de los ejemplos mas finos
de la arquitectura colonial de España en Sur América. La Catedral,
construida en 1835 en un severo estilo Neoclásico, con una sobria fachada e
imponente puertas de bronce. Calle Jaén, uno de los pocos remanentes en la
ciudad de calles coloniales, en la misma se encuentran cuatro excelentes museos,
de los cuales veremos Casa Museo de Murillo. El Prado, la avenida
principal de la ciudad, esta contiene los monumentos, árboles y flores más
bellos. El Parque Montículo, precioso lugar para descansar y contemplar.
La mejor visita, fue sin dudas, el Valle de La Luna. El Valle de la Luna
se encuentra a unos 10 kilómetros del centro de La Paz, Bolivia. No es muy
difícil llegar hasta allí. Por cierto, está en la misma carretera que
conduce al zoológico, aunque algo antes. Esta carretera sube una pendiente
alta que a pesar que en algunos lugares está bien próxima al abismo, no nos
causo ningún temor de altura, esto luego de nuestras experiencias en El Valle
del Colca. Casi llegando a la cima de la montaña la calle atraviesa dos
túneles muy pintorescos. No se asuste que dos guaguas caben perfectamente
bien por ellos. Para más tranquilidad piense de está forma, todo el que
maneja por allí sabe hacerlo muy bien, y el que no, no llega a durar mucho.
Algo que nos dijo nuestro chofer y le damos toda la razón.

El Valle de la Luna es una sección donde la erosión ha consumido la parte
superior de una montaña. No siendo el suelo sólido, arcilla en vez de
roca, con el transcurso de los siglos los elementos han creado una obra de arte
algo diferente. Es como un desierto de estalagmitas. Nos dijeron que
en otra sección de La Paz existe otro lugar, Valle de las Ánimas, aun más
impresionante pero no pudimos llegar hasta allá en este viaje.
Foto
Tour
- si
presionas un "click" en este enlace, verás el álbum de la ciudad de La Paz y
el Valle de La Luna. Adicional, fotos de La Isla del Sol o “Isla Titicaca” es
una isla boliviana situada en el Lago Titicaca perteneciente a la provincia
Manco Kapac.
Fin del viaje, espero lo hayas disfrutado. El Perú nos recibió con los
brazos abiertos y nuestras experiencias fueron todas agradables y positivas. Todos los guías turísticos fueron caballerosos y estaban bien informados. No hubo desvíos del itinerario original y gracias a los guías pudimos añadir
muchas otras actividades inesperadas; algunas relacionadas con nuestros planes y
otras ajenas por completo, pero tan atractivas o tal vez más. Los hoteles
también tenemos que reconocer por su eficiencia y excelente empleomanía y los
restaurantes por sus excelentes menús y atención. Que te puedo decir,
anímate, visita El Perú. |